No sé si es que me estaré haciendo mayor, pero cada día estoy más cansado de las personas que no saben hacer otra cosa más que quejarse.

No me parece mal que utilices las redes sociales para expresar tu opinión (yo lo estoy haciendo ahora) pero me desespera entrar en mi cuenta de facebook y encontrar el muro lleno de lloricas.

La economía está fatal, los políticos son corruptos, los banqueros ladrones, los grandes empresarios explotadores, el sistema educativo atrasado, la sanidad deficiente, la prima de riesgo por las nubes, ha subido la luz, los sueldos siguen bajando… Todo el entorno está en nuestra contra. ¿Y qué nos queda a nosotros? ¿Qué responsabilidad tenemos? Si todo lo que somos y lo que seremos está determinado por nuestro entorno, ¿qué clase de libertad nos queda?

Pues nos queda la más poderosa de las libertades. La libertad de decidir cómo nos afecta todo ese entorno y cómo nos queremos sentir.

Siempre van a existir millones de factores sobre los que no tenemos control. Y en la mayoría de las ocasiones tendemos a centrarnos en ellos. ¿Y a qué nos lleva? A quejarnos por lo desgraciados que somos y a encontrar un montón de excusas para justificar todo lo que no hacemos.

¿Te imaginas que nos centráramos todos en aquello que sí podemos controlar? ¿Te has preguntado qué puedes hacer tú para mejorar la situación actual? Y no me vale la respuesta nada.

¿Quieres resultados? Deja de preocuparte por las cosas y ocúpate. 

¿Y tú, tienes excusas o resultados?