Hace algunos meses decidí empezar una dieta que está provocando cambios increíbles en mi vida.

No es la dieta de la alcachofa, ni tampoco la del cucurucho… Es la dieta del coco (igual debería patentarla).

Aunque es posible que no siempre lo apliquemos, todos sabemos qué es la comida basura y las consecuencias negativas (catastróficas a largo plazo) que tiene para nuestro organismo. Todos sabemos también qué alimentos son saludables e incluso hay infinidad de campañas publicitarias subvencionadas para recordárnoslo.

Pero poco o nada se habla de la dieta del coco…

¿De qué va esto de la dieta del coco?

Nos preocupamos mucho de con qué alimentamos nuestro cuerpo. Pero… ¿nos preocupamos de con qué alimentamos nuestra mente? Pues la experiencia me dice que en la mayoría de los casos, poco o nada.

Pues la dieta del coco se basa exactamente en eso: eliminar la mala alimentación para nuestra mente y sustituirla por alimentación positiva.

¿Y eso cómo se hace?

Os cuento mi caso. Hace ya unos años decidí dejar de consumir lo que considero información «basura» (telediario, periódicos, y otras fuentes de malas noticias).

¿Por qué? Pues porque en el 99% de las ocasiones sólo hablan de problemas y asuntos que nos preocupan y de los que no podemos ocuparnos. Y aquí es donde normalmente me encuentro enemigos. «Hay que estar informado», argumentan. El problema es que no se dan cuenta de que símplemente se tragan toda la basura que los medios de comunicación les quieren meter (y no conozco ninguno especialmente imparcial en nada).

Hoy en día tenemos multitud de fuentes de información a las que acudir cuando queremos o necesitamos saber algo. Se trata de ser más selectivos.

¿Y el tiempo que «te sobra» si no ves noticias?

Aquí está lo más potente de la dieta del coco: Rellenar esos huecos con información productiva, positiva e inspiradora.

Un ejemplo sencillo. El momento del desayuno. Antes ponía la tele durante los 15-20 minutos que tardaba en desayunar. Y normalmente veía noticias (ninguna buena) que me hacían empezar el día con desánimo. Ahora, he sustituido las noticias por una charla TED. Una al día, siete a la semana, 365 al año…

¿Te imaginas cómo podría cambiar tu mente en un año, tres o diez, si todos los días recibe impactos positivos y deja de recibir los negativos?

Te invito a probarlo. Y para que empieces, te dejo una de las charlas TED que más me ha inspirado. Si no te hacer pensar y replantearte cosas, amigo… es que estás muerto!!!